El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) intensifica el control sobre el gasto federal, afectando a empleados públicos, incluyendo a muchos latinos, que deben justificar compras esenciales. Conoce cómo este escrutinio está impactando el trabajo diario.
Crece la tensión en agencias federales: ¿están funcionando las medidas del DOGE?
Washington D.C. — Lo que comenzó como una política para aumentar la transparencia y combatir el desperdicio de fondos públicos, podría estar generando efectos no deseados. El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) ha intensificado su supervisión del gasto federal, provocando frustración entre miles de empleados gubernamentales, muchos de ellos latinos, que ahora deben justificar hasta las compras más básicas.
Aumento del escrutinio ralentiza el trabajo diario
Según fuentes internas consultadas por BLUJOURNAL, el nuevo protocolo de revisión de gastos exige que cada transacción, desde lápices hasta impresoras, sea acompañada por una justificación detallada y documentación adicional. Este proceso, que supuestamente busca erradicar el uso indebido de recursos públicos, ha incrementado significativamente la carga administrativa.
“El tiempo que antes dedicábamos a cumplir nuestras funciones ahora lo usamos para llenar formularios y responder auditorías internas”, explicó bajo condición de anonimato una empleada del Departamento de Transporte. “Nos sentimos bajo sospecha constante, incluso cuando solo intentamos cumplir con nuestro trabajo”.
Comunidad latina, especialmente impactada
La comunidad latina representa una porción creciente de la fuerza laboral federal, especialmente en áreas como servicios administrativos, infraestructura y salud pública. Para muchos empleados latinos, que ya enfrentan retos sistémicos dentro del gobierno, este nuevo nivel de supervisión representa una barrera adicional.
“Nos enorgullece servir a nuestras comunidades desde el gobierno, pero estas medidas hacen sentir que no se confía en nosotros”, dijo Carlos Méndez, representante sindical de trabajadores latinos en el área de Washington D.C. “Queremos eficiencia, sí, pero no a costa de paralizar nuestro trabajo diario”.
¿Eficiencia o burocracia excesiva?
Expertos en políticas públicas advierten que el enfoque del DOGE, aunque bien intencionado, podría estar llevando a una forma de burocracia paralizante, donde el temor a cometer errores inhibe la toma de decisiones.
“El problema no es supervisar el gasto, sino implementar mecanismos que no obstaculicen el trabajo de quienes hacen funcionar al gobierno”, indicó la Dra. Mariana López, analista en administración pública del Urban Policy Institute. “Un enfoque tan rígido puede tener efectos contraproducentes, especialmente si no se acompaña de recursos tecnológicos y capacitación adecuada”.
Una llamada a la revisión del enfoque
Varios sindicatos federales y organizaciones civiles están comenzando a presionar para que el DOGE revise sus protocolos y los ajuste a la realidad operativa de las agencias. Proponen un sistema más ágil, segmentado por nivel de riesgo, que libere de controles innecesarios a las compras menores.
Hasta el momento, el DOGE no ha respondido oficialmente a las críticas, aunque voceros han defendido el enfoque actual como necesario para “restaurar la confianza pública” en el uso de los fondos gubernamentales.
Transparencia sí, pero sin frenar el servicio público
Si bien la comunidad latina en EE.UU. apoya la transparencia y el uso responsable del dinero público, la implementación del actual sistema de escrutinio del DOGE parece estar generando más trabas que soluciones. A medida que aumentan las quejas desde dentro del gobierno, crece la presión para encontrar un equilibrio entre control y funcionalidad.