En una controvertida decisión que ha generado un intenso debate internacional, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, declaró que no tiene la autoridad para devolver a Estados Unidos a Kilmar Armando Abrego García, un residente legal de Maryland deportado por error. La declaración se produjo durante una reunión en la Casa Blanca con el expresidente Donald Trump, en la que Bukele calificó de «absurda» la idea de repatriar a Abrego García, quien actualmente está detenido en la prisión de máxima seguridad Cecot en El Salvador.
Un error administrativo con consecuencias humanas
Abrego García, quien vivía legalmente en Maryland y tenía familia en Estados Unidos, fue deportado el 15 de marzo de 2025 debido a un error administrativo, a pesar de una orden judicial de 2019 que prohibía su deportación por temor a represalias de pandillas en El Salvador. A su llegada, fue enviado junto a más de 250 presuntos pandilleros a la prisión Cecot, conocida por sus estrictas condiciones de detención.
La postura de Bukele y la respuesta de EE.UU.
Durante la reunión en la Casa Blanca, Bukele afirmó que no tiene la facultad para devolver a Abrego García a Estados Unidos, argumentando que no puede «introducir de contrabando» a un «terrorista» en el país. A pesar de que la Corte Suprema de EE.UU. ordenó facilitar el regreso de Abrego García, la administración de Trump ha sostenido que la responsabilidad recae en El Salvador.
La fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, declaró que, si El Salvador decidiera devolver a Abrego García, Estados Unidos proporcionaría los medios logísticos necesarios, como un avión, para su retorno. Sin embargo, también afirmó que Abrego García estaba ilegalmente en el país, a pesar de las órdenes judiciales que protegían su estatus migratorio.
Reacciones políticas y sociales
La deportación errónea de Abrego García ha provocado una fuerte reacción en Estados Unidos. El gobernador de Maryland, Wes Moore, condenó la deportación por considerarla una violación del debido proceso. Organizaciones sindicales, como la Asociación Internacional de Trabajadores de Láminas Metálicas, Aire, Ferrocarril y Transporte (SMART), han exigido su liberación inmediata, destacando su contribución a la comunidad y la falta de pruebas en su contra. T
Por otro lado, la administración de Trump ha defendido la deportación, alegando que Abrego García tiene vínculos con la pandilla MS-13, aunque no se han presentado pruebas concluyentes. El vicepresidente JD Vance afirmó erróneamente que Abrego García había sido condenado por pertenecer a la MS-13, mientras que la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, sostuvo que existían pruebas de su participación en actividades delictivas.
Implicaciones internacionales y derechos humanos
La negativa de Bukele a repatriar a Abrego García ha sido criticada por organizaciones de derechos humanos, que señalan las condiciones inhumanas en la prisión Cecot y la falta de debido proceso. El caso también ha generado tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y El Salvador, poniendo en entredicho los acuerdos bilaterales en materia de migración y seguridad.
Además, la decisión de Bukele de aceptar seis millones de dólares de Estados Unidos para encarcelar a inmigrantes venezolanos bajo la Ley de Enemigos Extranjeros ha sido vista como una medida controversial que podría sentar un precedente peligroso en la gestión de la migración internacional.
El caso de Kilmar Abrego García pone de manifiesto las complejidades y desafíos de las políticas migratorias actuales, así como la necesidad de garantizar el respeto a los derechos humanos y el debido proceso en todas las etapas del sistema migratorio. Mientras las autoridades de ambos países se enfrentan en un tira y afloja diplomático, la vida de un hombre y su familia penden de un hilo, esperando justicia y una solución que respete su dignidad y derechos fundamentales.
Equipo BLUJOURNAL