El Ejército de EE. UU. enfrenta una creciente presión política en medio de un mitin de Trump en Fort Bragg, justo cuando conmemora un aniversario clave. Latinos militares, en medio de la tormenta.
Fort Bragg, Carolina del Norte – junio de 2025
En plena conmemoración del 250° aniversario del Ejército de los Estados Unidos, el presidente Donald Trump eligió Fort Bragg como escenario de un mitin cargado de simbolismo político y tensiones institucionales. El acto, realizado el pasado fin de semana, ha puesto nuevamente a las Fuerzas Armadas en el ojo del huracán, al convertir un evento histórico en un frente más de la batalla partidista que se vive en Washington.
Un aniversario empañado por la politización
Fort Bragg, uno de los pilares de la estructura militar del país y hogar de miles de soldados —incluyendo un número creciente de latinos— se preparaba para un acto solemne de celebración patriótica. Sin embargo, lo que comenzó como un homenaje al legado del Ejército terminó siendo una vitrina política con claras intenciones de campaña electoral anticipada por parte del presidente Trump.
Durante su discurso, el mandatario elogió la «fuerza inquebrantable» del Ejército, pero también arremetió contra oponentes demócratas, cuestionó decisiones del Pentágono en administraciones anteriores y reiteró su promesa de «liberar a las Fuerzas Armadas del adoctrinamiento progresista». Sus palabras provocaron malestar entre varios sectores militares y reavivaron el debate sobre el uso político de las instituciones castrenses.
¿Una fuerza apolítica en tiempos de polarización?
Desde el regreso de Trump a la presidencia en enero del presente año, los límites entre la política partidista y el deber institucional han sido cada vez más difusos. Líderes militares retirados y expertos en defensa nacional han alertado sobre el peligro de utilizar al Ejército como plataforma política.
“El Ejército debe mantenerse neutral. Es un principio esencial en toda democracia funcional”, advirtió la coronela retirada Ana Morales, una de las voces latinas más respetadas dentro del cuerpo militar. “Utilizar las bases militares como escenarios de campaña socava la confianza ciudadana en nuestras instituciones”.
Soldados latinos: orgullo y preocupación
Actualmente, los latinos representan más del 17% del personal activo en las Fuerzas Armadas, una cifra que continúa creciendo. Muchos de ellos vieron con orgullo la conmemoración del aniversario, pero también expresaron su inquietud por el giro político del evento.
Luis Ramírez, sargento de origen mexicano con 12 años de servicio, “Es un honor servir a este país, pero no nos gusta ver que se nos utilice como piezas políticas. Fort Bragg es nuestra casa, no un escenario de campaña”.
¿Qué viene para el Ejército bajo Trump?
El presidente ha dejado claro que su visión para el Ejército incluye eliminar iniciativas de diversidad e inclusión impulsadas durante gobiernos anteriores. En su discurso, prometió «recuperar los valores tradicionales del Ejército» y «dejar atrás la ideología de género y las políticas de identidad».
Estas declaraciones generan división incluso dentro del cuerpo militar, que en los últimos años ha hecho esfuerzos por reflejar la diversidad de la nación, incluyendo programas para integrar a más mujeres, personas LGBTQ+ y miembros de comunidades históricamente marginadas.
Un Ejército en la encrucijada
La politización del aniversario del Ejército no solo resalta las tensiones entre el poder civil y militar, sino que también representa un dilema para miles de soldados —muchos de ellos latinos— que deben equilibrar su deber con el respeto a la Constitución frente a un entorno cada vez más polarizado.
Mientras tanto, Fort Bragg —símbolo de la historia militar estadounidense— se convierte una vez más en reflejo de las luchas que definen a la nación: unidad frente a división, institucionalidad frente a ideología, y servicio desinteresado frente a ambiciones políticas.
Equipo BLUJOURNAL