​Migrantes en Texas forman un «SOS» humano ante el temor de ser deportados a prisión de máxima seguridad en El Salvador​

Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos y abogados continúan trabajando para asegurar que se respeten los derechos de estos migrantes y que se les otorgue el debido proceso legal.
Migrantes en Texas forman un "SOS" humano.
5 meses ago

El 28 de abril de 2025, 31 migrantes venezolanos detenidos en el Centro de Detención Bluebonnet, ubicado en Anson, Texas, realizaron una desesperada llamada de auxilio al formar con sus cuerpos las letras «SOS» en el patio del centro. La imagen, captada por un dron de la agencia Reuters, ha generado conmoción internacional y ha puesto en evidencia las condiciones y temores que enfrentan estos migrantes ante la posibilidad de ser deportados a El Salvador, específicamente al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), una prisión de máxima seguridad conocida por sus duras condiciones.

Los detenidos, en su mayoría venezolanos, han sido acusados por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de pertenecer a la organización criminal Tren de Aragua. Estas acusaciones se basan en la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, una normativa de tiempos de guerra raramente aplicada, que permite la deportación sin el proceso habitual de los tribunales de inmigración. Muchos de los migrantes han negado rotundamente cualquier vínculo con dicha organización y se han rehusado a firmar los documentos que avalarían su deportación.

El 18 de abril, varios de estos migrantes fueron trasladados en autobús hacia el aeropuerto regional de Abilene con la intención de ser deportados. Sin embargo, una intervención de la Corte Suprema de Estados Unidos bloqueó temporalmente su expulsión, ordenando que se les otorgue audiencias judiciales adecuadas. A pesar de esta decisión, la incertidumbre persiste, ya que la administración del presidente Donald Trump ha manifestado su intención de continuar con las deportaciones si se levanta el bloqueo judicial.

Entre los casos más destacados se encuentra el de Diover Millán, de 24 años, quien fue arrestado en los suburbios de Atlanta y trasladado a Bluebonnet en abril. El DHS lo acusa de ser miembro del Tren de Aragua, aunque no ha presentado pruebas concretas. Su esposa, quien prefirió mantener el anonimato, expresó su preocupación por las condiciones en las que se encuentra su esposo, mencionando que ha reducido su consumo de alimentos debido a la escasez y que pasa la mayor parte del tiempo durmiendo para evitar el hambre. ​

Otro caso es el de Jeferson Escalona, de 19 años, ex policía en Venezuela, quien fue arrestado en Texas y posteriormente trasladado desde el centro de detención en Guantánamo a Bluebonnet en febrero. El DHS afirma que Escalona admitió ser miembro del Tren de Aragua, pero no ha proporcionado evidencia de dicha admisión. En una conversación telefónica con Reuters, Escalona negó cualquier vínculo con pandillas y expresó su deseo de regresar voluntariamente a Venezuela, solicitud que, según él, fue rechazada por las autoridades migratorias estadounidenses. ​

El Centro de Detención Bluebonnet, operado por la corporación privada Management and Training Corporation (MTC) bajo contrato con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), alberga diariamente a cientos de detenidos. Las condiciones en el centro han sido objeto de críticas por parte de defensores de derechos humanos y abogados, quienes señalan la falta de pruebas en las acusaciones y la urgencia de brindar audiencias justas y representación legal a los migrantes. ​

La situación en Bluebonnet refleja las tensiones actuales en la política migratoria de Estados Unidos, especialmente bajo la administración del presidente Trump, que ha intensificado las medidas de deportación y ha buscado acuerdos con países como El Salvador para enviar a migrantes acusados de pertenecer a organizaciones criminales. El temor de ser enviados al CECOT, una prisión criticada por sus condiciones inhumanas, ha llevado a estos migrantes a realizar acciones desesperadas como la formación del «SOS» humano, en un intento por llamar la atención sobre su situación y buscar ayuda internacional. ​

Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos y abogados continúan trabajando para asegurar que se respeten los derechos de estos migrantes y que se les otorgue el debido proceso legal. La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estos acontecimientos, que ponen en tela de juicio las prácticas migratorias y el respeto a los derechos humanos en el contexto de la política de inmigración estadounidense.

Equipo BLUJOURNAL

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Latest from Blog

Don't Miss

¿Qué podrán hacer los agentes armados que USCIS contratará?

USCIS amplía su rol en la aplicación de la ley migratoria El

Inmigración en EE. UU.: la población inmigrante cae por primera vez en más de medio siglo

Un nuevo análisis de Pew Research Center revela que la población inmigrante