blujournalUn veterano del Ejército de EE. UU. detenido durante la masiva redada migratoria en el condado de Ventura la semana pasada, pidió este miércoles “una investigación completa” sobre cómo pudo haber sido encarcelado durante tres días, a pesar de ser ciudadano estadounidense.
“Lo que me pasó no fue solo un error”, dijo en una declaración escrita. “Fue una violación de mis derechos civiles. Fue uso excesivo de la fuerza”.
En una conferencia de prensa este miércoles, George Retes, de 25 años y padre de dos hijos, explicó que se dirigía a su trabajo como guardia de seguridad en Glass House Farms el 10 de julio, cuando “quedé atrapado en medio de los manifestantes y los agentes de [Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. – ICE]”.
Retes estaba concentrado en la próxima fiesta de cumpleaños de su hija de 3 años y no se percató de que Glass House —una de las operaciones legales de cannabis más grandes de California— estaba siendo allanada por decenas de agentes migratorios fuertemente armados.
Protestas y caos en la redada
Funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) informaron más tarde que detuvieron a más de 360 personas durante la redada, entre ellas numerosos inmigrantes indocumentados acusados de delitos. Mientras los agentes registraban los invernaderos de la empresa, muchos trabajadores huyeron en pánico. Uno de ellos, Jaime Alanis García, de 56 años, murió al caer tres pisos mientras intentaba escapar.
Al mismo tiempo, manifestantes y familiares de trabajadores se congregaron frente a los portones de Glass House en Laguna Road, enfrentándose a los agentes federales, quienes respondieron con agentes químicos y municiones “menos letales”.
“Solo iba a trabajar”
Retes dijo que trabajaba en Glass House como contratista para la firma de seguridad Securitas desde hacía siete meses. Sin saber lo que ocurría, condujo por Laguna Road hacia su turno vespertino, directamente hacia el caos.
“No tenía ni idea de lo que pasaba”, contó. “Cuando llegué, vi todos los autos, todo el tráfico, y solo intentaba abrirme paso”.
Pero nunca llegó a su trabajo. Según relata, agentes rompieron la ventana de su automóvil, le rociaron gas pimienta y lo sacaron a punta de pistola.
“Les dije a los agentes de ICE que soy ciudadano estadounidense, que soy americano”, declaró. “No les importó. Nunca me dijeron de qué se me acusaba. Me enviaron detenido”.
Tres días incomunicado
Retes, quien sirvió en Irak, dijo que los agentes nunca le explicaron por qué estaba siendo retenido en el Centro Metropolitano de Detención de Los Ángeles. Asegura que no tuvo acceso a un teléfono, a un abogado, ni pudo limpiarse los restos de gas pimienta en su ropa y rostro.
Durante su detención, se sintió tan angustiado que fue puesto bajo vigilancia por riesgo de suicidio, pero aún así no se le permitió contactar a un abogado.
Mientras tanto, su hermana y su esposa ofrecieron entrevistas entre lágrimas a medios locales, rogando por información sobre su paradero.
“No sabemos qué hacer”, dijo su hermana Destinee Majana a KABC-TV Canal 7. “Solo pedimos que liberen a mi hermano. Es ciudadano estadounidense. No hizo nada malo. Es veterano, discapacitado. Lo dice en su carro”.
“No sé dónde está”, agregó su esposa Guadalupe Torres. “He estado desde las 6 a.m. llamando al sheriff, a la policía, a Oxnard, Camarillo, Ventura. Dicen que no saben”.
Liberación y posibles acciones legales
Finalmente, el domingo, Retes dijo que unos guardias llegaron a su celda y le informaron que sería liberado.
“Un oficial me llevó escaleras abajo”, recordó. “Firmé un papel para recuperar mis pertenencias. Eso fue todo. Me dejaron ir”.
En un comunicado, funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional confirmaron: “George Retes fue arrestado y ya ha sido liberado. No se le han presentado cargos. La oficina del fiscal federal está revisando su caso, junto con decenas más, por posibles cargos federales relacionados con la ejecución de la orden de allanamiento en Camarillo”.
Retes ahora se encuentra en casa, en Ventura, compartiendo tiempo con sus hijos y “disfrutando de ser libre. Daba eso por sentado”, comentó.
Recuperó su auto, que aún tiene la ventana rota, múltiples abolladuras y un fuerte olor a gas pimienta.
Sin embargo, planea presentar una demanda contra el gobierno por la forma en que fue tratado.
“Lo que hicieron no está bien”, dijo. “Estoy hablando por todos los que no tienen la oportunidad de hacerlo”.
