El pasado 5 de mayo de 2025, un trágico naufragio frente a las costas de San Diego evidenció el creciente uso de rutas marítimas por parte de migrantes que intentan ingresar a Estados Unidos. Una embarcación tipo «panga», con aproximadamente 16 personas a bordo, volcó cerca de la playa estatal de Torrey Pines, dejando al menos tres muertos y varios desaparecidos.
Este incidente no es aislado. En los últimos años, la frontera marítima entre Tijuana y San Diego se ha convertido en una ruta cada vez más utilizada por migrantes, debido al endurecimiento de las políticas migratorias y al aumento de la vigilancia en los cruces terrestres. Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), desde octubre de 2020 se han interceptado más de 330 embarcaciones en la región de San Diego, con más de 1,700 personas a bordo.
Las condiciones del mar en esta zona son particularmente peligrosas. Las fuertes corrientes, las bajas temperaturas del agua y la presencia de acantilados hacen que la travesía sea extremadamente riesgosa. Además, muchas de las embarcaciones utilizadas por los traficantes de personas son inadecuadas y carecen de equipos de seguridad, lo que aumenta el riesgo de naufragios.
Las autoridades han intensificado los esfuerzos para combatir el tráfico marítimo de personas. La Guardia Costera de EE.UU. ha incrementado las patrullas y ha implementado tecnologías avanzadas para detectar embarcaciones sospechosas. Sin embargo, los traficantes continúan adaptando sus métodos, utilizando rutas más largas y peligrosas para evitar la detección.
El reciente naufragio en San Diego ha generado un llamado a la acción por parte de organizaciones de derechos humanos y autoridades locales. Se enfatiza la necesidad de abordar las causas fundamentales de la migración y de proporcionar vías legales y seguras para quienes buscan una vida mejor en Estados Unidos.
Mientras tanto, la frontera marítima entre Tijuana y San Diego sigue siendo testigo de tragedias humanas que reflejan la desesperación de quienes arriesgan todo en busca del llamado «sueño americano».
Equipo BLUJOURNAL