Hoy miércoles 23 de abril, el Vaticano se convirtió en el epicentro del luto católico mundial. El féretro del papa Francisco, fallecido el lunes 21 a los 88 años, fue trasladado desde la residencia de Santa Marta hasta la Basílica de San Pedro, donde permanecerá en capilla ardiente durante tres días para que los fieles puedan rendirle homenaje.
Un traslado solemne y simbólico
La procesión comenzó a las 9:00 a.m. hora local. El ataúd de madera y zinc, llevado a hombros por los ‘sediarios’ pontificios y escoltado por la Guardia Suiza, recorrió la plaza de Santa Marta, la plaza de los Protomártires Romanos y atravesó el Arco de las Campanas hasta llegar a la plaza de San Pedro. Entró en la basílica por la puerta central y fue colocado ante el Altar de la Confesión, cerca de la tumba de San Pedro.
Durante la ceremonia, el cardenal camarlengo Kevin Joseph Farrell dirigió los ritos litúrgicos, incluyendo la aspersión con agua bendita y el incienso alrededor del féretro. Este acto marcó el inicio de la capilla ardiente, que permanecerá abierta hasta el viernes, permitiendo que miles de fieles se despidan del pontífice.
Homenaje de los fieles y líderes mundiales
Desde la apertura de la capilla ardiente, más de 20,000 personas han acudido a la Basílica de San Pedro para despedirse del papa Francisco. Largas filas se han formado en la plaza, con fieles de todas partes del mundo esperando pacientemente para rendir homenaje al pontífice que lideró la Iglesia Católica durante 12 años.
Se espera que el funeral de Estado se celebre el sábado 26 de abril a las 10:00 a.m. en la Plaza de San Pedro. Numerosos jefes de Estado y dignatarios internacionales han confirmado su asistencia, incluyendo los Reyes de España, el expresidente estadounidense Donald Trump y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski.
Un legado de sencillez y cercanía
Fiel a su estilo humilde, el papa Francisco expresó en su testamento espiritual su deseo de ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, junto al icono bizantino ‘Salus Populi Romani’, con una tumba discreta. Este deseo refleja su constante énfasis en la sencillez y la cercanía al pueblo durante su pontificado.
El ataúd será cerrado en una ceremonia privada que incluirá la colocación de objetos significativos, como monedas conmemorativas, un velo de seda sobre el rostro del papa y una cápsula con un acta de su vida y papado. Estas tradiciones, establecidas tras el fallecimiento de Pío XII en 1958, permiten el velatorio público y honran el legado del pontífice como obispo de Roma y pastor de la Iglesia universal.
Preparativos para el futuro de la Iglesia
Con la muerte del papa Francisco, la Iglesia Católica entra en una etapa crucial. Aunque aún no se ha definido la fecha del cónclave para elegir al nuevo papa, se estima que podría realizarse entre el 5 y el 10 de mayo, dependiendo de la llegada de los cardenales electores a Roma. El perfil del sucesor es motivo de especulación, ya que Francisco deja un legado reformista que divide opiniones dentro de la Iglesia: algunos desean continuarlo, mientras otros buscan un cambio de rumbo.
La despedida del papa Francisco no solo marca el fin de un pontificado, sino también el inicio de una nueva etapa para la Iglesia Católica. Mientras miles de fieles se congregan en San Pedro para rendirle homenaje, el mundo observa con atención los próximos pasos que definirán el futuro del catolicismo global.
Equipo BLUJOURNAL