La victoria de Donald Trump en 2024 revela una sorprendente dinámica política: un apoyo significativo entre los trabajadores de clase trabajadora, particularmente aquellos sin títulos universitarios. Este segmento, históricamente asociado con el Partido Demócrata, ha sido atraído por el discurso populista y las políticas de Trump, especialmente aquellas enfocadas en el empleo industrial y la manufactura doméstica. Sin embargo, el historial y las propuestas de su administración plantean interrogantes sobre el verdadero alcance de este apoyo hacia los trabajadores organizados y las protecciones laborales.
Contraste entre el discurso y las políticas
Aunque Trump se presentó como un defensor de los trabajadores, su enfoque en políticas pro-empresa genera dudas. Durante su primer mandato, firmó órdenes ejecutivas que limitaron los derechos sindicales de los empleados públicos y nombró miembros al Consejo Nacional de Relaciones Laborales (NLRB) que favorecieron a los empleadores. Asimismo, en su campaña de 2024, prometió vetar el PRO Act, una legislación diseñada para proteger la organización sindical y penalizar las violaciones a los derechos laborales.
Uniones bajo amenaza
Bajo su administración previa, las reglas sobre elecciones sindicales y las protecciones de los trabajadores en huelga fueron debilitadas. En su regreso al poder, se espera que su administración deshaga muchos de los logros pro-laborales alcanzados bajo Joe Biden, como la ampliación del acceso a la negociación colectiva y la protección de salarios y horas extras. Por ejemplo, su posible derogación de la Ley de Reducción de la Inflación podría eliminar incentivos para empleos en energías renovables, un sector que ha crecido con apoyo sindical.
Atracción populista
Pese a estas posturas, Trump ha conectado emocionalmente con los trabajadores al enfocarse en el declive de la manufactura y culpar a acuerdos comerciales internacionales por la pérdida de empleos. Su promesa de crear «zonas especiales» con incentivos fiscales y regulatorios para empresas estadounidenses y su retórica contra la globalización resuenan entre muchos votantes. Además, su administración anterior supervisó un aumento neto en empleos de manufactura antes de la pandemia.
El desafío político
El reto para la administración de Trump será equilibrar la resistencia tradicional del Partido Republicano a las regulaciones laborales con el apoyo de la «Nueva Derecha» hacia políticas populistas que beneficien directamente a los trabajadores. Este equilibrio será clave para determinar si su apoyo entre la clase trabajadora se mantiene, especialmente a medida que sus políticas comiencen a impactar a largo plazo en el mercado laboral y las condiciones de los trabajadores organizados.
En conclusión, aunque Trump ha logrado capitalizar el apoyo de la clase trabajadora, sus políticas históricas y propuestas sugieren una prioridad hacia intereses corporativos por encima de las protecciones laborales tradicionales. Este contraste continuará siendo un tema central en el debate político y económico de Estados Unidos.
Fuente de articulo en ingles: https://www.wsj.com/politics/elections/trump-labor-policy-working-class-voters-923e8861?mod=hp_lead_pos5