Un Llamado a la Responsabilidad: Migrar, Aportar y Respetar las Leyes en Estados Unidos

2 semanas ago

Estados Unidos es un país de oportunidades. Por ello, durante décadas, ha sido reconocido como la principal potencia mundial y destino predilecto por millones de personas provenientes de todos los rincones del planeta. Muchos llegamos aquí por diversos motivos, ya sea para escapar de la pobreza, la inseguridad y/o la falta de opciones en nuestros países de origen, en busca de un nuevo comienzo para nosotros y nuestras familias.

En los últimos tres años, he tenido la oportunidad de conversar con más de mil quinientos personas de diversos países, todas con el mismo anhelo de construir un futuro mejor en suelo estadounidense. Buscan hacerlo por las vías legales, cumpliendo con los requisitos que establecen las leyes migratorias de este país, conscientes de que ese es el camino que brinda estabilidad, respeto y verdadera integración. Sin embargo, también existen quienes, empujados por circunstancias políticas, económicas o culturales, llegan de manera irregular o deciden quedarse más allá del tiempo autorizado por sus visas.

Comprendo profundamente que cada historia migratoria es única y que, detrás de cada decisión, existen motivos de peso. Quiero ser claro: entre los migrantes que llegan de forma irregular hay muchísimas personas honestas, trabajadoras, con sólidos valores y un deseo genuino de aportar. He conocido a quienes, pese a su estatus, contribuyen día a día al crecimiento de este país, esforzándose por sacar adelante a sus familias.

No obstante, también es cierto que existen casos en los que algunos individuos—lamentablemente una minoría—aprovechan las rutas migratorias para escapar de problemas legales en sus países de origen o, peor aún, llegan con intenciones que atentan contra la seguridad y tranquilidad de las comunidades estadounidenses. Esta realidad, aunque limitada, tiene un efecto profundo: afecta la percepción pública sobre toda la comunidad migrante y, en ocasiones, alimenta prejuicios y desconfianza entre los ciudadanos estadounidenses.

Entiendo la frustración de quienes, como yo, han cumplido con cada paso legal, se han esforzado en aprender el idioma, en adaptarse a las normas y valores de la sociedad estadounidense, y se encuentran con la mirada sospechosa de quienes asocian la migración únicamente con problemáticas sociales. Es importante reconocerlo: el comportamiento de unos pocos puede tener un impacto desproporcionado sobre la imagen de muchos. Por ello, considero fundamental hacer un llamado claro a la responsabilidad colectiva de quienes decidimos llamar a este país nuestro hogar.

In Article 2

Estados Unidos no solo es un país de oportunidades, sino también un país de leyes. Su éxito y estabilidad como nación se deben, en gran medida, al respeto por el marco legal y a la convivencia de una sociedad diversa bajo normas claras. Venimos de lugares donde, en ocasiones, las leyes pueden ser flexibles o donde la cultura de la “viveza” se impone por encima del interés común. Sin embargo, aquí esa mentalidad no tiene cabida. Migrar implica no solo un cambio geográfico, sino también un compromiso real de adaptación y de respeto por la sociedad que nos recibe.

Quiero enfatizar que aportar a Estados Unidos no significa únicamente trabajar duro o pagar impuestos. Significa, sobre todo, respetar su sistema legal, valorar su cultura y entender que la convivencia pacífica se basa en la tolerancia y en el reconocimiento de los derechos y deberes de cada individuo. Es natural sentir orgullo por nuestra herencia cultural y querer compartir nuestras tradiciones; la diversidad es una de las mayores riquezas de este país. Pero debemos tener presente que compartir no es imponer, y que el respeto siempre debe ser la base de nuestras acciones. Hay un principio fundamental que aprendí en la universidad: “Mis derechos terminan donde empiezan los derechos de los demás”. Es una frase sencilla, pero poderosa, que resume la esencia de la convivencia en una sociedad democrática y plural.

A quienes migraron de manera regular y se esfuerzan por integrarse, mi mensaje es de aliento: sigan por ese camino, participen activamente en la sociedad, contribuyan con sus conocimientos y habilidades, y sean ejemplo de civismo para las nuevas generaciones. Estados Unidos valora y necesita personas comprometidas con su desarrollo y bienestar; migrar legalmente es la mejor forma de asegurar una vida digna y estable, y de aportar verdaderamente al país que hoy llamamos hogar.

A quienes, por distintas razones, se encuentran en situación irregular, les extiendo una invitación a la reflexión y al compromiso. Reconozco el miedo y la incertidumbre que muchos sienten ante el endurecimiento de las políticas migratorias o frente a la posibilidad de una deportación. Sé que la mayoría de ustedes son personas de bien, que solo buscan un futuro mejor. Sin embargo, es importante asumir que la decisión de permanecer sin estatus legal conlleva riesgos y responsabilidades adicionales. La mejor manera de protegerse y evitar consecuencias negativas es respetando, aún con más rigor, las leyes y normas de este país. Cumplan con sus obligaciones, eviten situaciones de riesgo, y busquen asesoría legal si existen vías de regularización posibles. Mantener una conducta ejemplar no solo contribuye a su bienestar personal, sino que también ayuda a mejorar la imagen de toda la comunidad migrante ante la sociedad estadounidense.

Como migrantes, debemos entender que la integración no es un proceso automático, sino el resultado de una voluntad constante de aprender, adaptarse y contribuir. Respetar la sociedad, la educación, la cultura y las creencias de los estadounidenses es parte esencial de ese proceso. Esto no implica renunciar a nuestra identidad, sino enriquecerla al convivir con otras realidades, reconociendo siempre que el respeto mutuo es la base de toda sociedad justa.

En mi experiencia, quienes logran construir una vida exitosa y plena en Estados Unidos son aquellos que entienden que el país no solo les da oportunidades, sino que también les exige responsabilidad. Debemos proteger y mantener este país como un lugar seguro y próspero, no solo para nosotros, sino para las futuras generaciones que crecerán aquí. Ser inmigrante es un orgullo y una responsabilidad: el reto está en demostrar cada día que merecemos la confianza de la sociedad que nos ha abierto las puertas. Finalmente, este artículo es un llamado sincero a todos los inmigrantes hispanos, y en general a todos los que hemos decidido hacer de Estados Unidos nuestro nuevo hogar. Sigamos el camino de la legalidad, del respeto y la integración. Solo así podremos contribuir plenamente al país que nos acoge y construir una vida digna, en paz y con futuro.

Por Hernán L. Sarmiento
Hernán escribe para el equipo de BLUJOURNAL, cubriendo temas de educación, migración, negocios, y tecnología. Puedes conocer más sobre su trabajo en su canal de YouTube: @HernanLSarmiento y leer una breve biografía en: ibusinessplan.com/teams/hernan-l-sarmiento

Los aspectos clave de este artículo fueron generados con la ayuda de modelos de lenguaje de gran escala, y fueron leídos, revisados, corregidos, analizados y autorizados exclusivamente por el autor.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Latest from Blog

Don't Miss

Outsourcing estratégico: una herramienta para transformar la eficiencia organizacional.

Por Adriana Guarin En un mundo donde las compañías deben enfrentar grandes

Impulso los estándares de mantenimiento, protocolos de seguridad y gestión de calidad en la industria del transporte vertical de EE. UU.

Por: Richard Alberto López, Ingeniero Industrial | Especialista en Seguridad Industrial, Mantenimiento