Migrantes venezolanos arriesgan sus vidas para «autodeportarse»: el viaje de regreso es tan peligroso como de venida

Los que regresan no necesariamente lo hacen por voluntad, sino por desesperación, abandono o falta de alternativas.
El camino de vuelta está lleno de extorsión, violencia y muerte. Crédito Imagen: Médicos sin Fronteras.
4 meses ago

Miles de migrantes venezolanos están regresando voluntariamente a su país desde EE.UU., arriesgando sus vidas en rutas peligrosas. Conoce por qué muchos optan por la «autodeportación» y los desafíos que enfrentan en el camino de vuelta.

Por Redacción BLUJOURNAL

El regreso incierto: cuando la esperanza se convierte en peligro

Miles de migrantes venezolanos que lograron llegar a Estados Unidos, tras atravesar la peligrosa selva del Darién y múltiples fronteras hostiles, ahora están haciendo algo que muchos líderes políticos en Washington han pedido durante años: irse voluntariamente del país.

Sin embargo, el llamado «regreso voluntario» o autodeportación, lejos de ser una salida segura, representa otro calvario. Muchos enfrentan rutas plagadas de extorsiones, violencia, hambre y amenazas constantes, similares o incluso peores que las que vivieron al venir.

¿Por qué deciden regresar los venezolanos desde EE.UU.?

Diversos factores están impulsando a los migrantes a optar por esta peligrosa vuelta a casa:

  • Falta de oportunidades laborales en EE.UU.
  • Procesos migratorios estancados o denegados
  • Presión emocional por estar separados de sus familias
  • Condiciones precarias en albergues y centros de detención
  • Políticas migratorias más estrictas

Aunque algunos fueron liberados tras solicitar asilo, muchos descubrieron que conseguir estabilidad legal y económica en EE.UU. es una meta lejana. Frente a la incertidumbre, algunos optan por regresar a Venezuela, aunque eso signifique volver a cruzar regiones violentas y sin garantías de seguridad.

La peligrosa ruta inversa: extorsión, violencia y desesperanza

Regresar no es tan sencillo como comprar un boleto. La mayoría no cuenta con recursos para viajar en avión y debe repetir parte del camino mortal que hicieron para llegar: desde Estados Unidos hasta México, pasando por Centroamérica, y enfrentando nuevamente la selva del Darién, conocida por su dureza y peligros.

A lo largo de esta travesía inversa:

  • Son víctimas de extorsiones por parte de bandas criminales
  • Se enfrentan a autoridades corruptas que los detienen o les exigen sobornos
  • Corren riesgo de robos, agresiones y abuso físico
  • Algunos mueren en el intento

ONGs y defensores de derechos humanos han alertado sobre el creciente número de migrantes «autodeportándose» y los altos costos humanitarios de este fenómeno, invisible para muchos.

¿Está funcionando la presión política para que los migrantes se vayan?

Desde ciertos sectores políticos en EE.UU., la «salida voluntaria» ha sido vista como una solución al creciente número de solicitantes de asilo. La narrativa oficial sugiere que muchos migrantes ya no quieren quedarse, pero la realidad es mucho más compleja.

Los que regresan no necesariamente lo hacen por voluntad, sino por desesperación, abandono o falta de alternativas. En muchos casos, ni siquiera pueden regresar a sus ciudades natales, y deben empezar de nuevo en zonas inseguras o desconocidas en Venezuela.

La doble tragedia del migrante venezolano

El fenómeno de la «autodeportación» revela una doble tragedia para los migrantes venezolanos: huyen de un país en crisis solo para descubrir que el sueño americano también está lleno de obstáculos. Al regresar, no solo pierden lo que invirtieron en su viaje inicial, sino que enfrentan un nuevo ciclo de pobreza, exclusión y trauma.

Para miles, lo que empezó como un viaje hacia la esperanza termina siendo una ruta sin salida.

¿quién protege a los que se van?

Mientras las cifras de retornos voluntarios aumentan y las condiciones en la región siguen siendo inestables, organizaciones migratorias piden al gobierno de EE.UU. y a los países de tránsito que garanticen la seguridad y dignidad de quienes deciden regresar.

La historia de estos migrantes que se «autodeportan» nos obliga a reflexionar: ¿realmente están decidiendo irse, o están siendo expulsados por un sistema que los margina incluso después de cruzar la frontera?.

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